El café colombiano hace parte de una de las industrias que ha crecido a través del tiempo y se ha convertido en una de las más reconocidas a nivel internacional gracias a su calidad y sabor.
Aunque Sabaneta no es uno de los municipios que más produce café en el país, este sí cuenta con una finca que se encarga de fabricar desde cero uno de los productos de mayor exportación en Colombia.
Se trata de Bosques de La Doctora, una finca productora de café ubicada en Sabaneta, habitada por una familia que hace 32 años llegó del Urabá Antioqueño buscando una oportunidad para crecer.
En su búsqueda encontraron una finca en Sabaneta que ya tenía café sembrado. Sin embargo, no sabían nada de este producto y aunque tampoco les llamaba la atención este oficio, empezaron a investigar qué hacer con un cafetal.
Fue así como el señor Antonio Durango, dueño de la finca, comenzó a estudiar y prepararse para generar su propia marca de café y darle un valor diferenciador a este producto.
En el lugar realizan toda la cadena productiva, la plantación, la cosecha que en esta zona del país empieza desde octubre, la recolección, el proceso de laboratorio en el cual realizan la selección tras selección del café bueno y el malo, la despulpada, las fermentaciones extendidas, el proceso de secado natural, la trilla del café, la tostación y el último que es el de empaque.
El producto final que sale de todo este proceso que puede tardar hasta tres años desde la plantación del árbol, se llama Café Marquesina, y según expresa Alejandra, hija de don Antonio, la mayor producción del café se va a todo el mundo a través de las personas que los visitan, pues los turistas, especialmente extranjeros que llegan al lugar, se encargan de distribuirlo por otros continentes.
En los tours que realizan en la finca muestran todo ese proceso por el que pasa el café para llegar a una tasa, en el recorrido hacen cuatro catas de café, siembran su propio arbolito y van y recolectan sus granos.
“Con ese mismo café que ellos recolectan bajan a laboratorio y ven todo ese proceso por los que tiene que pasar el café para poder llegar a una buena tasa”, dice Alejandra.
Además, en el lugar también se les habla sobre las Fiestas del Plátano y se les cuenta sobre la tradición de esas festividades en sabaneta y se les da un rico almuerzo de bandeja paisa.
Esta finca que está a cargo de la familia, es para Alejandra un sinónimo de amor, expresa que este lugar le ha dado muchas enseñanzas, “esta finca me enseñó que el amor es una decisión, uno decide que es lo que quiere amar en la vida y yo decidí amar el proyecto de mi papá y ahora me enamoré completamente del café.
Y aunque ella es terapeuta de profesión, lleva cinco años estudiando sobre todo este tema que la apasiona, manifiesta que ya no ve su vida sin esa finca, “este lugar para mí lo es todo, por eso he estudiado mucho y me sigo capacitando”
En pandemia se vieron afectados, pues no recibían turistas. Sin embargo, buscaron una alternativa para confrontar esta difícil situación por la que estaba pasando el país y comenzaron a vender los productos que producía la finca para sostenerse: limón, plátano, banano, yuca, entre otros.
La creatividad de don Antonio no tiene límites, ya hasta una cerveza de café se le ocurrió crear, él dice que no desperdicia nada, por eso de los granos que aparentemente no funcionan para un buen producto final, los utiliza para crear un té o aromática.
Sin duda alguna este es uno de los lugares que los turistas extranjeros buscan para visitar en el municipio por su conexión con la naturaleza y la experiencia vivencial que realizan, al llegar allá se siente la diferencia del bullicio de la ciudad.
Alejandra y su familia esperan seguir distribuyendo sus productos a través del mundo por medio de las personas que los visitan.