Así fue como los sabaneteños dejaron de enterrar a sus muertos en Envigado   

Foto: Casa de la Cultura

Los que para muchos es un simple espacio donde se entierran a los muertos, para otros es el lugar sagrado donde el cuerpo por fin descansa de todo lo trajinado en este planeta llamado tierra.

Y es que la muerte, tan lejana y tan cercana, es lo único seguro que todos los seres vivos tenemos en la vida. Para cuando llega este momento al que muchos le temen, es tradicional en varios lugares de Colombia hacer un entierro a ese ser que ya ha partido de este campo terrenal.

Es por eso que la mayoría de las ciudades cuenta con un cementerio, en este caso, el de Sabaneta se llama Santa Ana y se puede afirmar que estos lugares no discrimina género, raza y mucho menos, estrato socioeconómico. Tarde o temprano todos terminamos en el mismo hueco.

Aunque es normal que una ciudad desde su creación cuente cementerio, este no era el caso de Sabaneta, ya que hasta1940 los sabaneteños se veían obligados a enterrar a sus seres queridos en el municipio de Envigado.

De acuerdo con la Casa de la Cultura La Barquereña, fue en 1943 que el presbítero Antonio José Baena Salazar logró adquirir el lote donde actualmente se encuentra el Cementerio Santa Ana, de Sabaneta, que está ubicado al noroccidente del territorio, sobre la Av. Las Vegas, más exactamente a la altura del barrio Calle Larga (nombre que hace alusión a lo extenso que se tornaba este trayecto al cargar los pesados ataúdes desde la iglesia principal hasta el cementerio).

El lugar cuenta con siete mausoleos, tumbas, panteones, osarios y bóvedas en las cuales los sabaneteños les pueden dar el ultimo adiós a sus seres queridos.