La figura de las brujas es interpretada de distintas maneras dependiendo la cultura y el contexto, el significado de este personaje puede variar significativamente de acuerdo a la perspectiva histórica y social de cada lugar.
Sabaneta no ha sido indiferente a la presencia de este tipo de personajes en su territorio, pues a lo largo de la historia se ha hablado de brujas que habitan el municipio.
Tal es el caso de la mujer conocida como La Mona Polvorera, una supuesta bruja que “recuperaba novios o desbarataba noviazgos”, aislaba la mala suerte, arreglaba negocios y hasta leía el destino en los cigarrillos, en la tasa de chocolate y en el tarot.
La mujer, quien en realidad era pelirroja, fue una de las brujas más famosas de Sabaneta, y de acuerdo con la Casa Independencia, laboró por muchos años con las hermanas Celestinas, pero con la partida de las monjas del municipio, se retiró y se dedicó a trabajar la pólvora con su hermano en una casa que estaba ubicada en la Calle del Banco.
Sin embargo, cuando su hermano murió se dedicó a trabajar por completo la brujería. Todos los días atendía a muchas personas del pueblo, que, aunque le temían creían en ella.
Tras la muerte de Alonso, llegó otro hermano a vivir con La Mona, pero este también falleció y con eso empezó la agonía de la mujer, su salud comenzó a desmejorar y pasaron días y años, pero no moría.
Según cuenta la historia, el padre Ramón Arcila fue hasta la vivienda de la mujer, le roció agua bendita por el cuerpo, la piel de La Mona se comenzó a abrir y ella inició a levitar. El padre le dio los santos óleos y por fin pudo descansar en paz después de seis años de agonía.